La periostitis tibial es una lesión común en corredores y deportistas que realizan actividades de impacto repetitivo sobre superficies duras. Se trata de una inflamación del periostio, la membrana que recubre la tibia, y se manifiesta como un dolor progresivo en la parte interna o anterior de la pierna. Este dolor suele intensificarse con el ejercicio y puede limitar la actividad si no se trata a tiempo.
Causas principales de la periostitis tibial
Esta afección está estrechamente relacionada con factores mecánicos y de sobrecarga, lo que significa que puede prevenirse con una adecuada planificación del entrenamiento y una técnica de carrera eficiente. Entre las principales causas se encuentran:
- Sobrecarga muscular por un incremento repentino en la intensidad o volumen de entrenamiento.
- Técnica de carrera inadecuada, que genera un impacto excesivo en la tibia.
- Uso de calzado inapropiado, con poca amortiguación o demasiado desgastado.
- Correr en superficies duras, como asfalto o cemento, sin variación de terrenos.
- Debilidad muscular en el tren inferior, especialmente en los gemelos y el tibial anterior.
- Desequilibrios biomecánicos, como pies planos, pronación excesiva o descompensaciones musculares.
Si no se trata adecuadamente, la periostitis tibial puede evolucionar hacia una fractura por estrés, una lesión más grave que requiere un período de inactividad prolongado.
Tratamiento fisioterapéutico para la periostitis tibial
El tratamiento fisioterapéutico busca aliviar el dolor, reducir la inflamación y corregir los factores que provocan la lesión. Se desarrolla en diferentes fases para garantizar una recuperación progresiva y evitar recaídas.
Fase 1: Reducción del dolor e inflamación
En la fase inicial del tratamiento, el objetivo es minimizar la inflamación y aliviar las molestias para que el paciente pueda recuperar la movilidad sin dolor. Se utilizan diversas técnicas fisioterapéuticas:
- Reposo relativo, evitando actividades de alto impacto como correr o saltar.
- Aplicación de frío (crioterapia) para disminuir la inflamación en la zona afectada.
- Masajes de descarga muscular, especialmente en los gemelos y el tibial anterior, para liberar tensiones acumuladas.
- Electroterapia (TENS o ultrasonidos) para mejorar la circulación sanguínea y reducir el dolor.
- Vendaje neuromuscular (kinesiotaping) para dar soporte a la musculatura sin restringir el movimiento.
Esta fase puede durar de una a tres semanas, dependiendo de la gravedad de la inflamación y la respuesta al tratamiento.
Fase 2: Recuperación funcional y fortalecimiento
Una vez que el dolor ha disminuido, se introduce un programa de rehabilitación enfocado en mejorar la resistencia muscular y la movilidad del tobillo y la pierna. Los objetivos de esta etapa incluyen:
- Ejercicios de movilidad articular para evitar restricciones en el tobillo y mejorar la pisada.
- Estiramientos específicos para el tibial anterior, los gemelos y el sóleo, reduciendo la tensión en la tibia.
- Ejercicios de fortalecimiento muscular, incluyendo:
- Trabajo del tibial anterior con bandas elásticas.
- Elevaciones de talón para fortalecer el tríceps sural.
- Ejercicios de estabilidad del pie y tobillo.
En esta fase, también se evalúan posibles alteraciones biomecánicas que puedan estar contribuyendo a la lesión, como una pisada incorrecta o descompensaciones musculares.
Fase 3: Readaptación deportiva y prevención de recaídas
En la fase final del tratamiento, el objetivo es reintroducir la actividad deportiva de forma progresiva y con la menor probabilidad de recaída. Para ello, se trabaja en:
- Ejercicios de propiocepción, mejorando el control neuromuscular y la estabilidad del pie.
- Corrección de la técnica de carrera, optimizando la pisada y el impacto en la tibia.
- Entrenamiento progresivo, aumentando la intensidad de la carrera de manera gradual.
- Evaluación de la necesidad de plantillas personalizadas, en caso de alteraciones biomecánicas que afecten la pisada.
Durante esta etapa, es fundamental seguir un programa de fortalecimiento muscular y aplicar medidas de prevención para evitar futuras lesiones.
Prevención de la periostitis tibial
Una vez recuperado, el corredor debe adoptar una serie de hábitos para evitar que la lesión reaparezca. Las principales estrategias de prevención incluyen:
- Aumentar la carga de entrenamiento de forma progresiva, evitando incrementos bruscos en la intensidad o el volumen.
- Alternar superficies de carrera, combinando asfalto, césped y terrenos más blandos para reducir el impacto.
- Utilizar un calzado adecuado, con amortiguación suficiente y reemplazarlo cuando esté desgastado.
- Incorporar ejercicios de fortalecimiento y estabilidad, prestando especial atención al tobillo y la musculatura de la pierna.
- Realizar estiramientos después del entrenamiento, para mantener la flexibilidad muscular y prevenir sobrecargas.
- Escuchar las señales del cuerpo, reduciendo la intensidad del entrenamiento si aparece dolor persistente en la tibia.
Conclusión
La periostitis tibial es una lesión frecuente en corredores que, si no se trata a tiempo, puede comprometer la continuidad del entrenamiento y la calidad de vida del deportista. Un abordaje fisioterapéutico adecuado no solo permite una recuperación eficaz, sino que también ayuda a corregir los factores biomecánicos que predisponen a la lesión.
En Corpovita Las Rozas y Majadahonda, ofrecemos un tratamiento integral para la periostitis tibial, combinando técnicas de fisioterapia avanzadas con ejercicios específicos para garantizar una recuperación completa y prevenir futuras recaídas. Nuestro objetivo es que cada corredor pueda volver a disfrutar de su deporte sin dolor y con el máximo rendimiento.